Author: Anfechen
•20:15
Las banderas tricolor se aglomeran en las calles y se apoderan del gris cemento de la ciudad, también opacan el verde de los campos y el blanco de las montañas. En distintos tamaños veo un rectángulo rojo, sobre él otro blanco y un cuadrado azul con una blanca estrella en el centro. Ese símbolo se balancea de un lado a otro con el tradicional viento de Septiembre que en años remotos, agitó únicamente las ramas de un sauce llorón, o las empinadas copas de los álamos.
Un auto abanderado me bocinea, porque no he avanzado la corta distancia de medio metro que le hace creer que alcanzará a pasar con luz amarillo-roja. Le ignoro y me detengo ante el semáforo, un señor que vende millones de los símbolos antes descritos, me ofrece uno sonriendo. Respondo que no y el parece no comprender mi respuesta, pues insiste, en que a mi auto "le falta una bandera, pues no se celebran 200 años todos los días". Sonrío algo incómoda y continúo negándome, mientras pienso cual sería la mejor forma de responder porqué no deseo por ningún motivo tener aquel pequeño trapo danzando de un lado a otro a medida que acelero el motor de mi auto y avanzo a mi destino;
1º Aquel símbolo tricolor del que tanto se enorgullecen muchos, danza con el vaivén del viento de forma indolente, cual si hubiesen motivos para celebrar los 200 años de una Independencia ficticia, fantasmagórica y cruel. Pues, honestamente, a medida que transcurren los años, Chile, depende cada vez más del capital extrangero, a quienes compramos el agua que bebemos, la luz, el teléfono y servicios básicos en general. ¿De qué Independencia me hablan, si es evidente que continuamos siendo una colonia de España?
2º En teoría se celebran 200 años de nuestra independencia como país, lo que no sólo es una cruel mentira que nos hace sentir la falsa sensación de arraigo, se celebran también 200 años de discriminación social y terribles promesas sin cumplir de parte de todos los ladrones de terno y corbata que han prometido solucionar los problemas de desigualdad económica y sólo han aumentado sus ya suculentas cuentas, todo a cambio de nuestras confianza trazada en la línea perpendicular de un voto.
3º 200 años de abuso contra los pobres y de explotación hacia los trabajadores, la que no sólo se expresa en el quebrantamiento de leyes, sino que además, en la creación de documentos que avalan la "legalidad" de explotar al más débil para enriquecer al más fuerte, como si la naturaleza no hubiese explicado ya en más de un millón de tonos, que todo lo adecuado tiende al equilibrio.
4º 200 años en los que los estudiantes de cada generación han tenido que abandonar sus aulas de clase, y dedicar parte sus ocupadas agendas a razonar, debatir y trabajar para obtener una educación pública de calidad, ya que a los poderosos prefieren educarnos como mano de obra, y no les conviene que razonemos más allá de un "sí patrón".
5º 200 años en los que sólo gozan de buena salud quienes tienen el dinero suficiente para lograr buenos niveles de vida, y tratar sus enfermedades, ya que el destino de quien no puede pagar es esperar eternamente por la interconsulta para el exámen que llegará cuando su enfermedad esté avanzada y sin posibilidad de cura.
6º 200 años en los que el pueblo mapuche, luego de haber luchado durante mucho más tiempo contra los Españoles, ha debido continuar su lucha con un país que en lugar de valorar su cosmovisión, la discrimina. Con personas que en lugar de respetar sus tierras, las usurpan y destruyen el medioambiente de modo desmesurado...
200 años en donde se ha hablado de la cultura mapuche en una clase de historia de algún colegio, o donde te han "disfrazado" de mapuche para representar un lindo baile cultural, y luego llegas a casa y ves en las noticias, que los mapuches reales se encuentran tras las rejas procesados por la ley ANTITERRORISTA, por el sólo hecho de seguir defendiendo sus tierras. Es que sólo en Chile, observas al Presidente del país aplaudiendo un acto cultural mapuche por la mañana y aniquilándo la libertad de los mismos por la tarde, siempre, claro está, con una radiante y trabajada sonrisa de suficiencia en el rostro.
7º 200 años de mentiras, persecución y por sobre todo, 200 años de violación a los derechos humanos de todos nosotros, quienes a diario trabajamos para sostener la economía de un país que busca aumentar la desigualdad entre las clases sociales, que no es capáz de entregar los elementos básicos de desarrollo humano para sus habitantes, y que sigue una vez más discriminando, maltratando y celebrando bonitos actos tricolores para hacernos creer que somos parte de una gran fiesta, en donde sonríen juntos por un momento, siervos y señores. Una fiesta que terminará con accidentes, muertes, pérdida de mano de obra, pero que sin duda, finalizará. Y una vez más el jefe volverá a ser tal, y nosotros como esclavos de este sistema, volveremos a humillarnos y perder la poca dignidad que quedaba en busca de una mejor vida, que por cierto, no llegará jamás si continuamos nadando contra la corriente, solos, aún sabiendo que pensamos del mismo modo, que sufrimos los mismos problemas y que juntos podemos cambiarlo...Si tan sólo nuestra voluntad se dejase llevar un minuto por lo que grita nuestra conciencia.
Miro al señor de las banderitas por un segundo más tratando de explicar todo lo que pienso y le repito lenta y seriamente, "no me gustan las banderas chilenas". Él me observa con enfado, cual si le estuviese insultando, el semáforo da la luz verde y ya puedo avanzar a mi destino, donde existirán aún más banderas, y aún más vendedores...
Ahora bien, luego de todo lo que he dicho, ¿Aún quiere ud decirme que pase un Feliz Bicentenario?