Author: Anfechen
•21:19
Cierto, nací cuando el país ya era democrático (si es que alguna vez pudiese ostentar ese título), nací cuando este largo y angosto trozo de tierra se encontraba con una fractura conminuta, imposible de regenerar. Una fractura efectuada suciamente, con tanques, militares, violaciones y la máxima demostración de la miseria humana.


Nací varios años después de la DICTADURA, esa misma que el actual gobierno de Piñera y Cia. Ltda., insiste en suavizar cambiándola en los textos escolares por "Regimen Militar". Probablemente, en un estéril intento de alejar los tanques, la tortura, la sangre inocente y el sufrimiento de nuestro subconciente al leer DICTADURA.
Probablemente, esperando que con ello olvidemos la larga lista de detenidos desaparecidos durante el negro y putrefacto espacio histórico en el que la derecha sacó a relucir lo peor que puede hacer un ser humano.
Probablemente, como una forma de tranquilizar sus conciencias y alejar la incómoda disonancia cognitiva que les producen las palabras que dice el curita en misa.


Detenidos por pensar, por creer y construir un mundo más justo, detenidos por trabajar para el bien comun, torturados por soñar con un mundo sin gente muriendo de hambre, torturados por educar y construír viviendas dignas, asesinados por defender al débil.

Desaparecidos, eliminados cual si se pudiese suprimir un número primo del gigante sistema operativo que es el mundo, desaparecidos y desmembrados, cual si la ausencia de un cuerpo pudiese borrar de nuestras memorias la existencia de personas íntegras y luchadoras. Desaparecidos, en el vano afán de intentar acribillar con una bala la sed de justicia, desaparecidos por un montón de seres maquinados que creyeron que un ideal se limitaba a decir "Sí, señor", que creyeron que defender la patria incluía el sacrificio de maltratar a otros hasta lo indecible, sólo porque el patrón mandaba.



Sí, fueron detenidos, torturados, asesinados y luego desaparecidos,pero NUNCA OLVIDADOS. Porque, a una idea no se le tortura, no se le machaca, no se le detiene y mucho menos se le asesina. Porque, nuestros anhelos de justicia se encuentran en el ADN de cada una de nuestras células, y por tanto se heredan. Porque, respiramos la justicia y la libertad en el aire, porque no hay muro capaz de callar un grito, no hay reja que pueda encerrar nuestros pensamientos. No hay bala capaz de asesinar un ideal.

Y así quedó el país en que vivo, fragmentado de forma irrevocable, dividido por un SÍ o un NO, en donde combaten entre sí personas de igual estrato social, unos concientes de que deben luchar para evitar que el patrón se continúe alimentando de su esfuerzo y sangre, y otros, absoluta y tristemente convencidos de que deben entregar su vida y voluntad al patrón, aceptando las migajas que éste quiera entregar.

No necesitamos vivir la DICTADURA para conocer sus terribles efectos y poder despreciarla, no necesitamos conocer esta pseudo y paupérrima democracia para exigir nuestro derecho a defender la tierra y libertad, basta con vivir nuestro día a día, con ser víctima constante de la explotación a la que nos someten para poder escupir un BASTA!!