Author: Anfechen
•17:48
Hace frío y puede que llueva más tarde, yo siempre te recuerdo con más intensidad cuando llueve. Tengo incluso la absurda preocupación de pensar que puedes tener frío, de seguro tu ya no tienes frío...
Los años van pasando y los inviernos se van haciendo más lluviosos, como cuando te fuiste, porque todo indica que no estás al alcance de mis sentidos, ni de la tecnología ni las señales satelitales...
Ahora es tan fácil comunicarse con las personas, independiente a la distancia física, todos están prácticamente conectados, casi todos.
Después de recordarte de sufrir porque ya no estás, de llorar y extrañarte con ese dolor que sólo conocí cuando entendí que no te vería de nuevo... Entonces me termorregulo, porque cuando un ser humano sufre, el frío deja de ser importante,  el hambre o cualquier necesidad humana se vuelve secundaria y yo quizás me conecto un poco contigo, con tu esencia.
Nadie sabe realmente que hay después de la vida, y en ese desconocimiento han existido tantas  teorías como grupos humanos, ninguna me representa totalmente. Ninguna me da consuelo, por mi modo de pensar, por mi forma de ser...
Yo sé que después de la vida hay deudos que sufrirán en diferente medida, que tratarán de consolarse unos a otros, que tratarán de aferrase a una u otra teoría o que se encerrarán a llorar un Jueves por la noche sin entender nada...

Author: Anfechen
•13:53
Pensaba en la sociedad, en todo el conjunto de seres humanos que componemos este mundo. En la diversidad de culturas, creencias e ideologías que con más o menos problemas, finalmente coexisten, para bien o para mal, en el mismo planeta. 
Pensaba si existirá el modo de esparcir un mensaje de felicidad, un llamado de atención, una brisa de salud mental y bienestar a la mayor parte de esos seres humanos...Comprendiendo que puede ser que gran parte de ellos no se interese por escucharlo, y respetando también aquella decisión.
Pensaba si alguna vez será posible que la felicidad se encuentre al alcance de todos, que los buenos momentos superen los malos en la vida de cada ser humano. Que las malas experiencias sirvan de aprendizaje para todos, que ningún alma esté torturada por una pena que no comprende la razón...
Pensaba si existirá algún modo masivo, efectivo y universal de decirle al ser humano en particular y a las familias en general, que mientras mejor sea la relación entre ellos, más felices serán. 
Y aunque pareciese obvio y obligatorio no todos los padres quieren a sus hijos y viceversa, aunque pareciese que la capacidad de entregar afecto y generar apego es instintiva y propia de nuestra especie, pareciese que no todos cuentan con la misma suerte. 
Hay padres que maltratan a sus hijos por hacer berrinches en las calles, y pequeños de un año golpeando a sus padres por no comprarles el juguete  de moda. 
Hay ejemplos de maltrato a nuestro alrededor y no es necesario esforzarse mucho en encontrarlos, basta sentarse un día cualquiera en una plaza cualquiera y veremos hombres maltratando mujeres, mujeres maltratando hombres, padres maltratando a sus hijos, y también pequeños maltratando a sus abuelas. La violencia pareciese ser una respuesta más instintiva que la capacidad de contener una frustración con amor, el berriche que termina en golpe pareciese ser más inherente  a nuestra especie que la capacidad de analizar una situación y responder a la desesperación de los demás con apoyo y cariño. 
Si pudiese pedir un deseo, ya no pediría paz mundial, ni educación gratuita para todo el mundo. Porque, he notado que ni una carrera universitaria, ni un oficio, ni un doctorado podrán hacer que todas las personas sean realmente felices. La felicidad de nuestra especie no está en la adquisición de estatus ni bienes materiales, tampoco en alcanzar cada vez más conocimiento. La felicidad se encuentra en el abrazo de los padres o seres significativos, en la capacidad de formar una relación sentimental real con aquel ser humano que se escoge para compartir el resto de la vida, para formar una familia.  O bien, en el amor espiritual que inspira una determinada creencia, en la fe que se estaciona en algunas personas que deciden dedicar su vida a la reflexión u oración. 
La felicidad de los seres humanos está en su capacidad de relacionarse adecuadamente, en su capacidad de recibir y entregar amor, en su capacidad de enfrentar cada desafío con la certeza de que cuenta con una red de personas que independiente al resultado estarán ahí para apoyarlo. La felicidad es independiente al estado de salud, la etnia, el nivel socioeconómico y el desarrollo intelectual, la felicidad es la certeza de saber que pase lo que pase otros seres humanos estarán contigo para apoyarte o simplemente para sonreír. 
Si pudiera pedir un deseo, pediría que todos los seres humanos tuviesen relaciones significativas con su entorno, pediría que en cada hogar cada niño cuente con alguien capaz de hacerle sentir seguro, que cada adolescente cuente con padres capaces de comprender sus cambios y en cada "nadie me entiende", reciban un abrazo que diga "puede que no te entienda, pero estoy aquí para apoyarte". Pediría que cada adulto que se enfrenta a problemas académicos o laborales cuente con amigos capaces de escuchar y ayudar en lo que necesiten, que cada adulto que sufre una ruptura amorosa sepa que es sólo el comienzo de un nuevo proceso y no el fin de la felicidad que había experimentado junto a esa persona. Y finalmente, que cada adulto mayor, contara con una familia capaz de entregarle el afecto que necesita y los cuidados para el desarrollo de su vida normal. 
Pediría, en definitiva, que cada uno de nosotros salga algunos minutos al día de la isla que cuidadosamente ha creado y bautizado como "Vida Personal", para encontrarse con lo que comunmente llamamos sociedad. 
Ya no creo que la conciencia social se encierre en una pancarta o un grito de insulto a la autoridad, al capitalismo, al que ostenta el poder ni a la oligarquía. La conciencia social es más fácil que luchar contra la corriente, los seres humanos felices son los que harán de este mundo un mundo mejor. Un mundo con menos desigualdad, un mundo sin violencia. 


Author: Anfechen
•21:42
Creo que he perdido un poco mi habilidad para escribir del cerebro a la tecla, como solía decir. Puede que los años me quitaran unas cuantas figuras literarias de la memoria y las reemplazaran por nombres de patologías y fármacos para modular emociones...
El tiempo no pasa inadvertido ni en la corteza cerebral ni en el lugar destinado a procesar sentimientos, puede que ya no disponga del arsenal de cosas lindas que tenía en mi adolescencia para describir un sentimiento, o puede que ninguno de mis sentimientos de adolescente se pudiese describir concretamente, porque eran mas bien etéreos.
El caso es que aquí estoy, recordando el comienzo de nuestra historia, ese que partió en una parrilla. Tu tenías todo lo que yo necesitaba en ese momento; comida y calor. Yo tenía interminables temas de conversación, porque hablar mucho siempre ha sido algo que me describe. Una cosa llevo a la otra, y así pasaron las horas...
El tiempo se iría enfriando cada vez más y de tanto conversar llegué a la conclusión de que junto a ti sería capaz de sobrevivir en la apocalypsis zombie. 
Ya me gustabas decididamente cuando te empecé a querer, no puedo decir exactamente la fecha en que eso ocurrió, sólo sé que cada vez era más emocionante ver que estabas conectado y aún más que me respondieras. La sensación de que me hablaras tu primero era simplemente espectacular. Y ese hola?, era un "si le agrada hablarme", que me generaba inmediatamente una sonrisa, eso podía arreglarme el día. 
El invierno ya era la estación dominante cuando decidí que debía aprender a tejer y hacerte una bufanda me pareció una idea muchosa. Decir que pensaba en ti cada vez que tejía y desarmaba la bufanda porque me equivocaba no me parece exagerado. Tuve la infantil idea de que si la tejía con más cariño podía abrigarte más, y aunque soportabas más que yo el frío, no estaba de más que estuvieses abrigadito. 
Me gustabas, te quería y te admiraba y a veces pienso que empecé a amarte mucho antes de atreverme a aceptarlo, y aún muchísimo antes de atreverme a decirlo. 
Eres mucho más que el protagonista de esta historia, eres mucho más que el hombre que enamoró a esta Enfermera con muchos hobbies inconclusos y varias historias para contar. 
Y si tuviese que hablar de sentimientos diría que eres capaz de darme mucho más de lo que yo podía imaginar, me das seguridad, junto a ti cualquier camino parece seguro, los pasos son firmes y el destino si o sí implicará que estemos a salvo. 
Te amo por muchas más razones de las que puedo escribir, te amo también sin que tenga que existir una razón clara. Te amo porque eres tú y eso ya es más que suficiente, me gustas porque eres mucho más de lo que algún día soñé para mí.

Author: Anfechen
•8:42
La luna estaba estacionada en ese cielo y una suave brisa tibia jugueteaba con su cabello, ella suspiraba y sonreía sólo por existir, sólo por poder sentir como el viento acariciaba su rostro.
La luna de pronto cambió de color, ya no era blanca y una sombra comenzaba a bajar lentamente, quizás por su característica palidez la mancha parecía muy oscura, quizás porque eso era muy infrecuente, pero sintió miedo, un miedo difícil de explicar. La aflicción se apoderó de su pecho y Alelí empezó a correr en dirección al bosque, no resultó difícil, ya que los rayos de la luna iluminaban sus pasos, ni siquiera tropezó.
Pasaron así los minutos y el bosque perdió luminosidad conforme avanzaba, Alelí retrocedió sobre sus pasos, nuevamente corriendo, al fin llegó al claro nuevamente...
La luna ya no era pálida y la mancha oscura ya casi cubría tres cuartas partes del brillante círculo, ahora era roja, una macha rojiza estaba casi totalmente esparramada por esa suave luna. Alelí sólo pensó una cosa; la luna está sangrando, quiso ser mucho más fuerte y dulce de lo que era, quiso poder acunarla y curarla, quiso decirle que cuidaría de ella, porque cada vez que la luna aparecía en el cielo ella se sentía infinitamente acompañada y feliz. Pero era pequeña, frágil además, sus bracitos jamás podrían llegar hasta el cielo, alzó sus manos intentando quitar esa mancha, su mano se veía tan pálida como solía ser la luna, pero no ocurrió. Se sentó entonces exhalando fuertemente, su cabello rojo fue a parar sobre la pálida frente y ya sin mucho más que hacer, se durmió.
Desde lejos observaba divertido ese extraño cuadro Victor, también tenía 8 años, pero no le temía a la mancha de la Luna, estaba realmente fascinado, imaginaba que aquella mancha roja sólo podía ser una guerra brutal en la superficie del satélite, imaginó bestias feroces...o quizás una gran erupción de lava ardiente, o que tal un fuego desencadenado por dragones en la luna. Cualquier escenario le parecía igual de fascinante. No notó cómo sus pasos lo guiaron, pero ya estaba cerca de Alelí cuando se detuvo, el silencio de la noche fue quebrado por un sonido agudo y suave al mismo tiempo, el cuerpecito de Alelí temblaba lentemente. ¿Tendría frío?, se agachó a verla más de cerca y le ofreció su chaqueta, ella respondió que no tenía frío y entonces vio su carita, de esos grandes ojos corría no una, sino que varias lágrimas. ¿Estaba llorando? Le quitó el mechón de cabello de la frente para verla mejor y entonces la luna ya nunca más le parecería un escenario de brutales batallas. La luna era blanca y ahora tenía algo de rojo, era tan blanca como Alelí. Ahora la luna le pareció hermosa.
La chica continuaba llorando y cuando explicó cuánto sufría por la luna el sólo pudo jurar que nunca le contaría su teoría sobre el color rojo de la luna...
Está roja- dijo, mientras secaba las lágrimas de la chica- porque el rojo se ve muy bonito junto al blanco y se quiere parecer un poco a ti.
La chica se sonrojó y Victor no pudo hacer otra cosa más que abrazarla con todas sus fuerzas y prometer que pasara lo que pasara él cuidaría de ella. 

FIN
Author: Anfechen
•19:53
100 días y 100 noches parece una pequeña cantidad de tiempo, o quizás muy grande. Depende del punto de vista...
Para mí son 100 días negros, grises, blancos, incoloros.
100 días en que el sol no se ha dignado a entibiar la congelada sangre de mis venas y ha quedado más remedio que enfrentar mi pálido rostro al frío cotidiano de vivir, porque la vida sigue...miserablemente, pero sigue.
100 días en que mis sonrisas son sólo la negación del llanto.
100 días en los que no he parado temblar, porque mi cuerpo no sabe que hacer con un sentimiento tan enorme y tan nefasto.
100 días en los que el frío ha colonizado por completo cada espacio de mi cuarto.
100 noches intranquilas en las que ruego que alguien me despierte de esta pesadilla, mientras noto que ningún sueño puede durar tanto.
100 amargos días que comenzaron cuando la realidad me obligó a entender que tendría que vivir mil días más sin ti...
100 días desde que tuve que decir adiós sin poder verte, y honestamente 100 días en que una parte de mí insiste en decirme que todo es mentira y que aún estás...
Aún estás, en algún lugar, de alguna forma. La materia no se crea ni se destruye, solo se transforma...sólo se...transforma
100 días desde que tu corazón se detuvo y el mío empezó a latir erraticamente por no tenerte al alcance de mis 5 sentidos.


Author: Anfechen
•17:42
Los minutos pasaban sin parar cambiando de color el cielo, yo pensaba en ti, como de costumbre. Te pensaba, te recordaba y ensoñaba, que es lo que suelo hacer cuando tengo tiempo libre, cuando mi cerebro puede proyectar sus imagenes favoritas...
El atardecer se estacionó allá afuera, el cielo adquirió esa gama de colores que nunca he podido emular cuando quiero pintar un cuadro, esa que tampoco puedo explicar con claridad cuando escribo un cuento, esa gama de colores que me encantaría que estuvieses mirando también...
El atardecer dio paso a la noche y el cielo cambió de color otra vez, ahora está lleno de estrellas y también quisiera que pudieses verlas...
Te pensé durante horas y sé que te pensaré durante muchas más, quizás pasen los días, acaso meses y cambios de estación.
Hoy sólo sé que te quiero y que lo más probable es que este sentimiento presente un franco aumento.
Quiero dedicar mi tiempo libre, mis segundos, mis minutos a pensarte y sobretodo a quererte, porque de otro modo mi día no es tan bueno, ni mis atardeceres tan hermosos...

Author: Anfechen
•21:28
Puede que sea mi edad, puede ser que mi cerebro ya llegase al grado óptimo de mielinización que me permite tomar todo con más calma.
Puede que las cosas que he vivido y las que no, estén desacelerando un poco mi modo de actuar  y permitiéndome saborear en serio cada momento...
Puede haber una explicación científica a mi cambio de conducta, o como todo en este mundo, una teoría elaborada que intente descifrar el giro de mis pensamientos...
Puede ser que todo lo que era no fuese más que la superficie de un ser humano más normal, y es que desde un tiempo a esta parte me he esforzado demasiado en parecer alguien normal...

Normal, esa palabra que nunca me había gustado ahora parece saludable, mesurada, segura...
Puede ser que me he cansado de hacer siempre lo que mi corazón agitado y algo errático exige, puede ser que mi cerebro está controlando de mejor forma a mis emociones...

Como sea, estoy sencillamente feliz, feliz de estar viva, otra vez.
Feliz por el sólo hecho de respirar, feliz por teclear, feliz por estropear mis dedos tratando de generar notas en una guitarra aun sabiendo que estoy muy lejos de ser buena en eso.
Feliz por sentir de forma diferente, acaso más profunda...feliz por sentir confusión y a ratos certezas...
Feliz, porque la vida sea la consecuencia de las decisiones, y porque cada experiencia, y sobretodo las malas me han moldeado y me permiten ser cada día un poco mejor.
Puede que no sepa exactamente qué quiero hacer, pero sé qué es lo que no quiero hacer y eso ya reduce sustancialmente la cantidad de errores y posibilidades de actuar mal.

Puede que en algún momento titubee respecto a lo que he decidido y otras tantas me felicite, puede que a veces mis pasos sean firmes y otras veces me detenga con ganas de huir en sentido contrario...
Sólo espero ser dueña de mis pasos, sentir realmente y no dejarme engañar por una ilusión, sólo espero entregar cariño de verdad, sin exageraciones, sin artificios, ser yo misma.