Author: Anfechen
•20:59
Enciendo la televisión, me tomo un poco noticias mal maquilladas y burdamente manejadas, lo que me genera ira contra el sistema capilista opresor por excelencia, imperfecto, inepto y sin sentimientos. Consumo 1/4 de cereales de las mentiras que dicen los políticos de la concertación que creen tener un poco de empatía y manosean la democracia a su antojo diciendo representar al pueblo. Trago un amargo sorbo de descaro, una bofetada en mi pálido rostro, el gobierno de derecha, representado por un integrante de las familias más poderosas del país, y que por tanto considera a Chile como una empresa larga y angosta llena de recursos para explotar y dotada de millones de trabajadores de quienes beber la sangre, el alma y sus ilusiones. Sí, el Presidente de la República, señala- con su habitual dificultad para el uso del lenguaje- que en Chile la educación es un bien de consumo. Es evidente que debe pensar lo mismo de la salud y de todos los derechos universales. Como un mesquino pan de indiferencia, pues a pesar de que los dichos han enfurecido a los cientos de estudiantes que nos consideramos algo más que meros clientes de un servicio, y también a los profesores que entregan más que un sencillo bien en cada una de sus clases, las calles están vacías...No hay lienzos de protestas, no hay un grito enfurecido explicando cuanto repudiamos las palabras del mandatario, y cuanto necesitamos que la educación sea gratuita, pública y de calidad. No hay pobladores organizados. Estamos, comentando con el seño fruncido, con una cana nueva, con un leve aumento en nuestra úlcera gástrica el asqueroso descaro del gobierno de turno. Estamos enojados, indignados con el mundo, pero eso sólo lo hablamos con nuestros padres, amigos, novios, hijos y vecinos. Somos muchos más que quienes nos dominan, somos quienes sustentamos este mal agradecido sistema mercantilista que infravalora el trabajo de los obreros esforzados y remunera increiblemente a quien ordena sin saber siquiera extraer el mineral que le da el pan y costea sus viajes de placer por el mundo. Somos más, estamos enojados, indignados y enfurecidos, concientes de que el tiempo pasado no fue mejor y de que el futuro será, sin duda, cada vez peor. Mi llamado es a canalizar aquella ira en algo constructivo, en la reducción de nuestro estrés en la terapia más divertida que he conocido hasta ahora, insultar a la autoridad respaldados por la mayoría que desaprueba su cargo en el poder, juntarnos a reclamar porque no queremos a Chile con represas ni la educación como empresa. Marchemos este 28 de Julio, TODOS, estudiantes, padres y apoderados, transeuntes todos.
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