Author: Anfechen
•13:29
Faltaba poco para que dieran las 7 PM y Anfechen debía apresurarse, en aquella plaza plagada de sonrisas forzadas que ocultaban corrCursivaupción y maldad sobre trozos de lona enmarcados, la esperaba Tok, el muntante que hacía que su corazón comenzara a dibujar extrasístoles auriculares en un lapso de segundos. Al fin pudo tomar un colectivo que la llevase a aquel antro, y ahí estaba Tok, guapo como siempre, con una sonrisa que iluminaba sus pequeños ojos chispeantes. Al verla corrió a buscarla y le mostró un hermoso plumón mágico capaz de escribir todo lo que quisiesen en aquellos burdos carteles de propaganda electoral, los mismos que, según Johan eran una asquerosa contaminación visual.
En un rápido movimiento que, según Anfechen generaba grandes sospechas en los transeúntes, Tok rayó el primer cartel dibujando signos de dinero ($) en los ojos del candidato de derecha, un facho abominable parecido a Draco Malfoy, y tardaron poco en comprender que el mágico plumón presentaba signos evidentes de agonía, en otras palabras estaba guateando de lo lindo. Fue por ello que decidieron comprar en la librería más cercana plumones más geniales, gruesos, poderosos y cuya tinta se mantuviese hasta el fin de los tiempos en el méndigo cartel. Una vez obtenidos los plumones, decidieron enfrentarse al mundo hostil y en la plaza abarrotada de gente, que probablemente podía ser encargada de cuidar los carteles, comenzaron a escribir mensajes en los rostros descorazonados y estáticos de los políticos. Es cierto que era mejor robarlos, pero no contaban con un dragón volador capaz de transportarlos a la velocidad de la luz, y honestamente, si hubiesen tenido aquel dragón le habrían sugerido que por favor los quemara todos de una vez.
Algunos curiosos observaban con caras de enfado, no obstante, eran lo suficientemente buenos cuidadanos y decentes como para no regañar a los mutantes que rayaban a los cartelitos. Fue por ello que el rayar los carteles del facho Draco Malfoy y su séquito de cuicos desinteresados por el pueblo y cuyo único afán es gobernar para lucrar aún más, también conocido como Piraña, fue más sencillo de lo que imaginaron, aún cuando estaba rodeado de personas.
Probablemente se pregunten, ¿Por qué estas creaturas rayaban los carteles? ¿Será por sus genes mutantes? Ciertamente, NO, fue porque estaban hartos de oír que gente de nuestro mismo estrato socioeconómico que acordaremos en definir como, no cuicos, insistan en la ingenua idea de pensar que a Draco y sus secuaces les interese realmente la pequeña y mediana empresa o la educación de sus hijos. Existen evidencias claras de que el sujeto ("Así quiere Chile", bajo su propiedad). Pero aquello no era todo, ¿Es que acaso realmente alguien podría creer en sus buenas intenciones, si mentía descaradamente en cuánto al dinero ga$tado en su campaña? Anfechen y Tok pensaban que una persona que realmente desea hacer surgir un país, gana votos con argumentos en lugar de carteles absurdos y gastos descomunales en contaminación visual, medioambiental y MORAL. Sin embargo, eran tantos los comentarios oídos que quisieron que aquellos carteles dijesen un poquito de verdad, aunque fuese por algunos minutos.
Así todo marchaba excelente, hasta que decidieron ir en busca de Cesario Sin Tierra, un buen hombre con similares ideas que de seguro querría participar en la noble acción de rayar, y secundariamente, eliminar los carteles Pirañisticos y Walkerianos, que realmente eran los más numerosos y desagradables.
Luego de no encontrar a Cesario Sin Tierra, caminaron en busca de más carteles, allí lograron la gran hazaña de rayar uno enorme con todos los mensajes, pero antes tuvieron que subir a un muro, batir los plumones y comenzar a rayar. Lo complicado era obtener una buena letra y rapidez al mismo tiempo, ya que la mayoría de la población no lee geroglíficos ni letras feas, esas sólo las entienden los señores que leen recetas en las farmacias y/o fichas clínicas. Entonces, sin pensar más de la cuenta, con el plumón en la mano izquierda comenzaron a escribir no sólo con tinta, también con sueños e ideales de una sociedad más justa. Una vez terminado el acto, bajaron de un salto en busca de más carteles, alcazaron a rayar uno y medio más, cuando un sujeto de aspecto, francamente marginal, comenzó a vociferar en un flluido coa, toda clase de improperios. Anfechen y Tok de forma instintiva decidieron correr, pues cuando alguien vocifera de ese modo sólo queda algo que hacer, huír por tu integridad física. Simultáneamente Tok pensó; "Al fin entiendo el modo en que Piraña disminuirá la delicuencia, ahora los delicuentes trabajarán cuidando su propaganda". Mientras, alientaba a Anfechen, cuya única oportunidad de correr de forma decente y sin tropezar se presentaba en este tipo de ocasiones, a que ganara más velocidad. Mientras tanto, el sujeto que gesticulaba en coa y agregaba pequeños vocablos en español, se aproximaba peligrosamente. Anfechen sentía como el aire se acababa y en fracción de segundo creyó que los atraparían, pero luego la adrenalina se apoderó de su torrente sanguíneo, llegó hasta tus piernas y comenzó a correr de ese modo que sólo utilizaba para huír de los pacabineros u otros entes opresores. Agradeció que aquel primitivo rasgo de supervivencia humana no hubiese abandonado a su especie aún. Tok pensaba que no sería bueno que los encontrasen y continuaba preocupado de que Anfechen no se detuviera pues los resultados serían desastrozos considerando la frágil estructura física de su compañera. Entonces, luego de correr dos cuadras y otro poco, tuvieron una idea, debían seguir corriendo y ocultarse en algún lugar, el primero en que pensaron fue la casa Cesario Sin Tierra, y aunque este no se encontraba, permanecieron allí por un periódo de tiempo considerable que les devolvió el color al rostro y les permitió sentirse a salvo. Luego de agradecer la hospitalidad fueron camino a casa, aún pensando en que el brigadista flaite podría esperarlos afuera con más de su bello lenguaje y gesticulaciones. Por fortuna, incluso los brigadistas flaites se cansan de correr y esperar, así que pudieron volver a sus respectivos hogares. Mientras, dentro del bolso de Anfechen, los plumones tintineaban a la espera de realizar más rayas.
FIN
This entry was posted on 13:29 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

1 comentarios:

On 28 de noviembre de 2009, 15:21 , Munhti dijo...

Qué ternura de mutantes.