Author: Anfechen
•19:04
De pronto todo se tornó confuso, por primera vez el sacerdote y el pastor evangélico del pueblo compartían una opinión religiosa; aquello no podía ser otra cosa que el Apocalipsis. Muchos se persignaron, otros miraron al cielo e imploraron perdón por los pecados cometidas al tiempo que rogaban una segunda oportunidad. Yo sólo pensaba dos cosas:
1º Por qué el cometa amenazaba con caer en un pequeño pueblo chileno y no en Nueva York.
2º Por qué Bruce Willis no venía a salvarnos, ¿Es que acaso la NASA sólo era una industria de héroes en las películas?

Sonrisas de ironía se apoderaron de mi rostro, la gente continúo acrecentando la algarabía, muchos lloraban desesperados, quizás en el impulso de querer vivir de la peor forma posible sus últimas horas. En gustos hay mucho escrito, y como había leído al respecto decidí no cuestionar los deseos de cada uno para sus últimos minutos en la lucha contra lo indestructible. Por mi parte me limitaría a respirar el aire por última o primera vez. Para mi la muerte no representaba nada extraño ni desconocido, dado que muerto no reconocería nada, era simplemente el fin de la película, o el fin de la presentación del power point de mi vida. Un cerrar de ojos eterno, un sueño profundo sin intervención de acetilcolina…
Sólo me aquejaba una duda, ¿Se comprobaría mi teoría de que la muerte era lo único justo en la vida? Que tal si hasta en eso se me discriminaba, solía ser un buen alumno, suficientemente aplicado como para generar envidia en mis compañeros de clase, incluso en los maestros. Solía ser rebelde, tanto como para ser alejado por los desordenados, era una amalgama de situaciones extremas que obligaba a los anarquistas a pedirme mesura, a los comunistas a equilibrar mis anhelos de igualdad para todos, y a lo “terroristas” a tratar de apaciguar mis medidas incendiarias de cambio. Era un discriminado por los discriminados, y eso me obligó a escapar de aquel loquero para refugiarme en este tranquilo pueblo, según yo, el único modo de alejarme de mi propio mal; la sed de justicia.
De acuerdo, ya no era un adolescente, estaba grande para eso, había quedado atrás el tiempo en que todo se cuestiona, ahora entendía el mundo de una forma más amplia, todo era injusto, Crecí con ideas fijas de justicia e igualdad, alguna vez escuché al cura con verdadera atención y hasta pensé en creer algo de lo que decía, el caso es que noté que todo lo que me enseñaban de pequeño, todo aquello que era bueno mutaba a estúpido cuando el tiempo envejecía mis células. Así se justificaba el robo, las coimas y fraudes, algo que decidí repudiar eternamente.
El cometa ya tomaba forma de meteoro, ahora el sol iluminaba también el cielo y al desplegar sus rayos entre los cerros hacía que lo más lejanos pareciesen fantasmas olvidados por el tiempo.
Allí estaban todos gritando y agitando los brazos, mentiría si dijera que esperaba lo que ocurrió mientras el meteoro se intentaba competir con al luminosidad del sol. De pronto don Juan, el señor de la panadería, el mismo que era presidente de la junta de vecinos, capitán del equipo de fútbol y catequista de la iglesia del pueblo me miró con los ojos desorbitados gritando; Alberto tenía razón, el habló lo del meteoro y también dijo que sabría cómo salvarnos. Bastaron dos segundos para que todos se giraran hacia mi, yo estaba asombrado, de pronto aquel líder vecinal competía con mi puesto de “loco del pueblo”. Afortunadamente, nunca fui un sujeto territorial, así que decidí dejarlo pasar, luego el cura se acercó hacia mi con más respeto de lo normal diciendo; Hijo mío haz el favor de contarnos el sueño que tuviste la semana pasada. Y ahí caí en la cuenta, hace una semana me había dado por gritar como los pastores, sólo por ocio, y hablar sobre el fin del mundo. Mi idea siempre fue provocar a los demás, jamás convertirme en un loco útil que predecía catástrofes. Ahora, una multitud esperanzada me miraba con profundo respeto y cautela, por primera vez en mi vida conseguía la atención de los demás sin tener que recurrir a actos estrafalarios. Y ahí estábamos; un pueblo esperanzado y un loco cumpliendo uno de los muchos de sus sueños.

Continuará
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2 comentarios:

On 23 de abril de 2009, 11:20 , Unknown dijo...

La parte que más me gustó fue
"Por mi parte me limitaría a respirar el aire por última o primera vez."

Espero la continuación, abrazos!

 
On 29 de abril de 2009, 19:59 , Dai.Bot dijo...

"un sueño profundo sin intervención de acetilcolina…"

mori xDD
hoy vengo a ponerme al dia